El 6 de abril de 2009, la oficina mexicana de marcas, denominada Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), recibió la solicitud de marca número un millón.
La marca solicitada es “NOVO DENT”; el solicitante es Jorge Sharon Cohen Cherbowski (nacionalidad mexicana). La marca ampara servicios de blanqueado de dientes.
No obstante lo anterior, lo cierto es que, si bien el IMPI comenzó con su régimen jurídico y denominación actual en 1994, la oficina mexicana de marcas ha recibido mas de un millón de solicitudes de marca a lo largo de su historia.
Por alguna razón que desconozco, en algún momento la década de los ochentas, las autoridades mexicanas decidieron reiniciar el contador de solicitudes de marcas; adicionalmente, las solicitudes de registro de avisos comerciales y de publicación de nombres comerciales se contabilizan por separado.
En cualquier caso, el creciente número de solicitudes de marca depositadas cada año ante el IMPI representa un gran reto para las autoridades de nuestro país, tanto en términos de capacidad operativa como de preparación técnica y profesional.
El IMPI ha realizado inversiones nada despreciables para incrementar sus recursos tecnológicos. Aunque hay que aceptar que las bases de datos y los servicios de información prestados por el IMPI requieren algunos ajustes y mejorías, y que no se vislumbra aún la posibilidad real de llevar a cabo presentación electrónicas de solicitudes de marca y patente, los nuevos servicios en línea para la revisión de archivos y documentos electrónicos merecen un reconocimiento especial.
Desde luego que el IMPI está aún lejos de lo que los usuarios de los servicios desearíamos. Existen numerosas deficiencias operativas, tecnológicas y normativas que deben corregirse, y los examinadores son blanco frecuente de fuertes críticas de parte de los agentes y abogados por los criterios y decisiones adoptadas. Sin embargo, no conozco aún ningún especialista en marcas de ningún país que se sienta satisfecho con los examinadores de su oficina de marcas local.